EL PATRIMONIO DE UN ESCRITOR

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EL PATRIMONIO DE UN ESCRITOR

En los últimos días está llevándose a cabo una agria discusión en el Twitter de Lorenzo Silva sobre descargas ilegales. Huelga decir que nadie lo llama así. Lo llaman piratería, que es como le gusta llamarlo a los autores.

Lo primero que hay que decir es que el tal Lorenzo Silva tiene una pésima educación. No me refiero a ésa que te pueden comprar tus padres llevándote a un buen colegio o una buena universidad a estudiar derecho, no. Me refiero a ésa que tus padres te regalan enseñándote a comportarte y creando en tu mente una escala de valores y una ética vital. En definitiva, es un maleducado.

Tanto él como otros autores que le tienen simpatía, tratan con desprecio y grosería a cualquiera que no les baile el agua. El tono prepotente en todos ellos es digno de una pelea parlamentaria mas que de una discusión entre escritores. Supongo que el hecho de que este señor haya ganado un premio Nadal hace catorce años y un premio Planeta hace cuatro le hace sentirse por encima del común de los mortales. Sin embargo, su desprecio a quien no le da la razón le deja por debajo de la mayoría de ellos. Con la posible excepción de nuestros bien amados políticos, por supuesto. Yo, que no había oído jamas su nombre, entré a este tuit por una referencia en Facebook y quería ver las reacciones.

Dejando a un lado la total falta de cortesía y educación, el tema que se trataba tiene un interés muy alto. Este hombre tiene su ultimo libro, parte de una serie sobre guardias civiles, a 10€ en formato e-book. Le hicieron ver que era un precio exagerado para un libro electrónico, ya que no hay margen para el librero, el transportista, el almacenero, no hay gastos de producción físicos… Ése fue el gran error. Parece ser que a nuestras elites literarias les han metido en la cabeza que hay una relación directa entre el precio de un libro y su valía. Pagar 10€ por un libro electrónico les parece incluso barato. Hoy, que había recogida de comida para el Banco de Alimentos, he podido ver con mis propios ojos cuánto se pueden estirar esos 10€ y os aseguro que el mejor libro del mundo no vale tanto.

Surgieron argumentos relativamente interesantes como que, si no puedes comprarlo, deberías esperar a que esté en tu biblioteca pública, ignorando que gran parte de la población española no tiene acceso a una biblioteca publica y que una novedad puede tardar un buen montón de años en llegar a una pequeña biblioteca de pueblo. La razón es absurda. Si no puedes permitirte comprarlo, puedes ir a la biblioteca, sí. Pero también puedes ir a una página web y descargarlo gratis. Es sencillo. La realidad es ésa, aunque se nieguen a aceptarla. Tenemos la inmensa mayoría de las novedades totalmente gratis. Si pagamos, es porque queremos. Si esperamos, es porque queremos.

Le hice ver que sus ventas no bajarían, pero que obtendría nuevos lectores de las descargas gratuitas. Obviamente, no supo contestar. Una persona dispuesta a pagar 10€ por un e-book no se va a molestar en buscar una descarga gratis. Esa persona lo compra y listo. Sin embargo, hay mucha gente que no quiere pagar ese precio por un libro o que no puede permitírselo. Estos jamás habrían comprado el libro, pero lo van a leer. Un autor debería alegrarse por ello. El patrimonio de un escritor, al fin y al cabo, no se mide en euros, sino en lectores.

Pronto surgió la típica respuesta de que, de esos 10€, dos van para el autor. De esos dos, uno se lo queda Montoro. Aun así, los que dan la cara para que se la partan y quedan en evidencia son los que se llevan un euro, nunca los que se quedan los ocho. Entiendo perfectamente que un escritor pueda vivir de su obra. De hecho creo que todo autor medianamente aceptable debería poder vivir de sus libros sin tener que buscar otro trabajo. Lo que no entiendo es que, para conseguir eso, tenga que ayudar a comprarle un coche nuevo al dueño de la editorial, pagarle el sueldo a su secretaria o al portero emperifollado que tienen en la entrada de la sede para impresionar a las visitas. Y todo eso lo pagan con el talento y el esfuerzo del escritor. Sin embargo, el enemigo para el escritor es el que se descarga el libro y no el que infla el precio para aumentar su margen de beneficios.

Y es que el problema para los escritores siempre ha sido el mismo. Alguien les ha metido en la cabeza que están por encima de sus lectores. Supongo que los lectores hemos tenido gran parte de culpa en esto. No es así. Los lectores tenemos a nuestra disposición una ingente cantidad de libros de forma totalmente gratuita. Lo que no tenemos es tiempo para leerlo todo. El hecho de que un lector dedique parte de su tiempo a leer su obra, debería producirle alegría a un autor sin mirar a ver si tiene el ticket de compra. De entre todos estos, te ha elegido a ti. Pero ya han olvidado la razón por la que un día empezaron a escribir. Han olvidado el deseo de ver a alguien en el autobús leyendo un libro tuyo o encontrar una reseña favorable en una web. Han olvidado el gusanillo que se les comía por dentro por la noche mientras inventaban una nueva trama. Han dejado de lado la verdadera motivación que es escribir para que te lean.

Porque muchos autores habrán soñado con tener largas colas en una firma de libros, seguro. Muchos habrán imaginado hacer grandiosas presentaciones. Dudo que haya demasiados que soñasen con un cheque de derechos y que esa motivación les incitase a ponerse a escribir al volver del trabajo. Sin embargo, una vez conseguido, olvidan la razón por la que un día se dedicaron a uno de los cometidos mas improbables y locos: vivir de la literatura.

Ya lo he dicho al principio, pero lo repito. Estoy seguro de que ya lo habréis olvidado. Creo que todo autor debería poder vivir de escribir. Lo he defendido aquí en varias ocasiones.

Pero si a un autor le das a elegir entre que te lean diez millones de personas y no cobres un céntimo o que te lean cien mil personas y cada una te de diez euros, todos eligen las cien mil. Ignoran que muchos de los autores inmortales, los que siguen siendo leídos a día de hoy, malvivían con lo que sacaban por sus libros o tenían otros trabajos. No ven mas allá del mal llamado robo de su obra.

Y digo mal llamado porque si alguien se descarga un libro gratis, no te está robando. No lo comparéis con robar medicinas o comida. Si yo robo una barra de pan, el panadero ya no puede vendérsela a nadie que quiera comprarla. En la descarga gratuita no hay perdida alguna por parte del autor. Es todo beneficio.

Y digo esto porque de esa descarga gratuita puede resultar que esa persona se compre el libro, que esa persona recomiende tu libro, que esa persona vaya a una firma de libros… Puede pasar que esa persona a la que llaman ladrón, pirata, cuatrero y cosas peores acabe siendo uno de tus lectores. Ése es, como ya he dicho, el verdadero patrimonio de un escritor.

 

Published in: on junio 4, 2016 at 9:26 am  Comments (1)  
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  1. Reblogueó esto en Gemma Herrero Virtoy comentado:
    Más reflexiones sobre el polémico tema de las descargas ilegales en el blog Sueltapestes de Attradis.


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