DE LOBOS Y TOROS

España es un país de lobos. Siempre lo ha sido. Incluso tenemos una raza de lobo especifica de nuestra tierra: el lobo ibérico. Por nuestra piel de toro siempre han campado los lobos. Sin embargo, nunca lo hemos adoptado como símbolo.

El lobo es un animal inteligente. Aprende rápido, se adapta al medio, descubre dónde puede ir y dónde no… También sabe urdir estrategias de caza. Unos cansan a la presa, otros la desvían, otros la siguen cansando y, por fin, un grupo le da caza cuando ya no puede defenderse.

El lobo es un animal social. Los que usan la expresión de “ése es un lobo solitario” no tienen ni idea. Un lobo solitario es un fracasado. Ha sido expulsado de su manada y se ve obligado a vagar solo confiando en poder ser aceptado por otra. Los lobos viven en grupos perfectamente estructurados, con jerarquías claras. Estas jerarquías raramente se obtienen mediante peleas sangrientas, en contra de lo que la gente cree. Dos lobos enfrentados se gruñen, giran, se lanzan dentelladas al aire… todo postureo. Por fin uno de ellos se da por vencido y el otro, lejos de ensañarse con el, acepta la victoria y siguen a lo suyo.

El lobo es un animal solidario. En el centro del territorio de la manada duerme la pareja alfa, los líderes. Alrededor de ellos se van poniendo los demás en orden de jerarquía, con la excepción de los cachorros. Tienen el segundo lugar alrededor de los líderes. Todos cuidan de todos los cachorros, todos les educan, todos les crían. Da igual quién sea padre o madre de quien. Los cachorros son el capital más importante de una manada. También aceptan a los últimos en el escalafón. Lejos de expulsarlos o marginarlos, se les permite estar con el resto. La razón es pragmática: al ser los más cobardes, son los primeros que perciben una amenaza y avisan al resto de la manada. Todo lobo tiene su sitio en el grupo. Nadie queda fuera. Nadie se ve privado de alimento o protección. Los lobos lo hacen todo juntos.

Parece que es un gran ejemplo y un símbolo precioso para adoptar como nuestro ¿verdad? Sin embargo, nunca veréis una bandera española con un lobo dibujado. El español dibuja toros.

El toro de lidia es un animal estúpido. Embiste sin pensarlo a todo lo que se mueva sin tener en cuenta las consecuencias. Es incapaz de percibir la verdadera amenaza. Simplemente embiste. Es capaz de lanzarse contra un capote en el suelo solamente porque se mueve ignorando la espada que se le va a clavar en la espalda y partirle el corazón. Es un animal bravo, hermoso y valiente, pero es muy tonto el pobre. Intenta torear un lobo a ver qué tal te sale. Intenta torear una manada de lobos, ya puestos.

A pesar de esta clara diferencia, el español pone toros en su bandera. Viendo como son capaces de ignorar el estoque que significa el vaciado de la hucha de las pensiones, la precarización salarial, los desahucios, la corrupción, la privatización de ejes fundamentales de la sociedad como la sanidad o la educación es fácil de entender. Tú pon en el suelo un capote con la bandera de Venezuela o Cataluña, y él embestirá sin importarle que le vayan a partir por la mitad. Embiste una y otra vez sin aprender que lo que están haciendo es torearle. Resulta un tanto patético, la verdad.

Es una pena que no nos parezcamos más a los lobos. Es una pena que les consideremos alimañas que hay que eliminar, mientras seguimos siendo el único sitio donde se crían toros de lidia con el único fin de ser asesinados en una plaza después de humillarles y desangrarles. Es una pena que no intentemos emular al lobo, que no cuidemos de nuestros cachorros por encima de todo, que no aseguremos a cualquiera un sitio entre nosotros y nos distingamos por nuestra inteligencia. Es una pena que nos enorgullezcamos de ser valientes hasta la estupidez. Es una pena, pero así es como nos vemos a nosotros mismos en este país de lobos y toros.